Esta semana, mientras oraba, el Espíritu Santo me habló claramente: muchos de ustedes están enfrentando las pruebas más grandes de sus vidas. Estas pruebas no son comunes, sino un crisol diseñado por Dios. Lo sé por experiencia propia: he enfrentado dificultades inimaginables, desde enfermedades graves en mi familia hasta pérdidas devastadoras.
Pero escuchen esto: no todas las dificultades son pruebas de fe. Algunas son el resultado de vivir en un mundo caído, pero otras son específicas para medir nuestro amor y confianza en Dios. Los tres jóvenes hebreos en Babilonia enfrentaron una prueba no de su fe, sino de su fidelidad a Dios. Prefirieron el horno de fuego antes que comprometerse con la idolatría.
La invasión de falsas doctrinas
Hoy enfrentamos otro tipo de prueba: la invasión de falsas doctrinas. Desde el evangelio de la prosperidad hasta ideas tergiversadas sobre quién es Cristo, el enemigo está inundando a las iglesias con enseñanzas que distorsionan la Palabra de Dios.
Por ejemplo, en los Estados Unidos, el evangelio de la prosperidad ha capturado a millones con la promesa de riquezas terrenales. Pero este evangelio no tiene lugar en lugares de sufrimiento como Mozambique o en comunidades afectadas por la pobreza extrema. Su mensaje pierde relevancia cuando lo enfrentamos con las necesidades reales de las personas.
Lo que necesitamos no es un mensaje diluido, sino una palabra auténtica y profética. Después del ataque a las Torres Gemelas, las iglesias en Nueva York se llenaron temporalmente, pero la gente pronto se desilusionó porque los pastores no les ofrecieron respuestas espirituales. La ausencia de palabra profética ha dejado un vacío en las iglesias.
El surgimiento de la iglesia emergente
En reacción a las megaiglesias y su enfoque en el espectáculo y el entretenimiento, ha surgido un movimiento de "iglesias emergentes". Estos grupos buscan autenticidad y comunidad, pero muchas veces se desvían al aceptar doctrinas sin fundamento bíblico. Han mezclado ideas de diferentes religiones y filosofías, apartándose de la verdad de la Escritura.
Aunque hay sinceridad en sus motivaciones, están en peligro de caer en otro evangelio, como lo advertía Pablo en Gálatas 1:7. La iglesia no necesita "nuevas revelaciones" que comprometan la verdad de Cristo, sino volver a la base sólida de la Palabra.
Jesucristo: el único nombre
El punto central de nuestra fe es este: Jesucristo es el único camino a la salvación. En un mundo que busca unificar religiones y diluir la verdad, debemos afirmar sin vacilar que sólo en Jesús hay salvación. El mundo aceptará a Jesús como un buen hombre o un maestro, pero debemos proclamar que Él es el Hijo de Dios, el Salvador.
Todo lo que se hace en la carne será juzgado
Hoy vemos pastores y líderes desviarse, buscando atajos para el crecimiento de sus iglesias. Algunos adoptan métodos mundanos y sacrifican principios espirituales para atraer multitudes. Pero esto es un error. La iglesia no es un negocio; es el cuerpo de Cristo.
Muchos líderes están desanimados porque ven a sus congregaciones disminuir, mientras otras iglesias crecen adoptando prácticas superficiales. Pero no debemos medir el éxito por números, sino por fidelidad a Dios.
Un llamado a la fidelidad
Este mensaje no busca condenar, sino advertir y despertar. La iglesia está siendo probada en esta nación. La pregunta es: ¿seremos fieles a la Palabra de Dios? ¿Nos mantendremos firmes en medio de las dificultades?
Mi oración es que el Espíritu Santo reavive en nosotros un amor profundo por la verdad, una pasión por Cristo y una determinación para rechazar todo lo que no provenga de Él. Que la iglesia sea un faro de luz en medio de la oscuridad, fiel hasta el final. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario