"Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio" (Apocalipsis 11:3).
En el contexto de Apocalipsis 11:1-14, los dos testigos son profetas de Dios llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18), enviados durante la gran tribulación para proclamar un llamado al arrepentimiento. Su misión será alertar a los habitantes de la tierra acerca de los juicios divinos que vendrán como consecuencia del pecado.
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