domingo, 22 de febrero de 2015

¿QUIÉNES SON LOS DOS TESTIGOS DE APOC. 11?


"Y daré a mis dos testigos, y ellos profetizarán por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio" (Apocalipsis 11:3).

En el contexto de Apocalipsis 11:1-14, los dos testigos son profetas de Dios llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18), enviados durante la gran tribulación para proclamar un llamado al arrepentimiento. Su misión será alertar a los habitantes de la tierra acerca de los juicios divinos que vendrán como consecuencia del pecado.

¿Quiénes son los dos testigos?

La identidad de estos testigos ha sido objeto de intenso debate. Muchos creen que podrían ser dos de los siguientes personajes bíblicos: Moisés, Elías o Enoc.

  1. Elías como un candidato probable

    • Elías no experimentó la muerte, sino que fue llevado al cielo en un torbellino y un carro de fuego (2 Reyes 2:9-11).
    • Su vida estuvo marcada por profecías y milagros que reflejan los eventos descritos en Apocalipsis, como la capacidad de cerrar los cielos para que no llueva.
  2. Enoc, otro posible testigo

    • Al igual que Elías, Enoc fue arrebatado al cielo sin experimentar la muerte (Génesis 5:24; Hebreos 11:5).
    • Enoc también profetizó sobre el juicio de Dios y el regreso de Cristo con su Iglesia (Judas 14-15).
  3. Moisés como una opción sólida

    • Aunque Moisés murió, su cuerpo fue preservado por Dios, como se menciona en Judas 9.
    • Apareció junto a Elías en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:1-8), un evento que podría simbolizar la gloria futura del Señor Jesucristo.
    • Su capacidad para realizar milagros, como convertir las aguas en sangre y desatar plagas sobre Egipto (Éxodo 7-10), refuerza su conexión con los eventos profetizados.

El ministerio de los dos testigos

Estos dos profetas estarán vestidos de cilicio, símbolo de arrepentimiento y luto, mientras proclaman el mensaje del juicio divino. Serán rechazados y perseguidos, pero estarán bajo la protección soberana de Dios:

"Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, es necesario que sea muerto" (Apocalipsis 11:5).

Sus poderes incluyen:

  • Cerrar el cielo para que no llueva durante los días de su profecía, un milagro similar al realizado por Elías (Santiago 5:17-18).
  • Convertir las aguas en sangre y desatar plagas sobre la tierra, recordando las acciones de Moisés en Egipto (Éxodo 7-10).

El martirio y resurrección de los testigos

A pesar de su poder, los dos testigos serán asesinados por "la bestia" que sube del abismo (Apocalipsis 11:7). Sus cadáveres permanecerán expuestos por tres días y medio mientras los habitantes de la tierra celebran su muerte:

"Los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados" (Apocalipsis 11:9).

Sin embargo, al tercer día, resucitarán y ascenderán al cielo, provocando un gran terremoto que causará la muerte de siete mil personas y el arrepentimiento de muchos:

"Después de tres días y medio, entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies... En aquella hora hubo un gran terremoto" (Apocalipsis 11:11-13).

Impacto espiritual

La resurrección de los dos testigos conmoverá a los habitantes de la tierra, llevando a algunos al arrepentimiento y a reconocer la gloria de Dios. Esto recuerda la reacción de los escribas y fariseos cuando presenciaron el milagro del paralítico sanado: primero el asombro, luego el reconocimiento de la obra divina.

Muchos que se arrepientan durante este tiempo enfrentarán persecución y deberán pagar un alto precio por su fe en Cristo, pero su conversión será una manifestación del poder redentor de Dios
incluso en medio del juicio.

Los dos testigos representan el cumplimiento del propósito de Dios: advertir al mundo, llamar al arrepentimiento y mostrar su gloria soberana, incluso en los días más oscuros de la historia humana.



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