"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente."
—Mateo 22:37
"El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí."
—Mateo 10:37
Estas palabras de Jesús no surgen porque sea un Dios egocéntrico o necesitado de amor exclusivo. Todo lo contrario, Él sabe que, como seres emocionales, tendemos a aferrarnos profundamente a otras personas, lo que puede desviarnos de Su propósito. Estas ataduras emocionales pueden traer dolor y, en casos extremos, consecuencias devastadoras, como el desánimo o el auto prescindir de la vida.
No debemos atarnos emocionalmente
- Perder de vista a Dios: Cuando nos apegamos emocionalmente a alguien más, nuestra atención se desvía del Señor, impidiéndonos ser libres para servirle.
- Falta de firmeza: Si Dios no está en primer lugar, cualquier circunstancia nos sacará de Su camino, trayendo pérdida espiritual.
- Obediencia incondicional: Solo al poner a Dios como prioridad absoluta podremos obedecerle en cualquier situación.
- El lugar de Dios en nuestro corazón: Dios no puede usarnos plenamente si hay algo o alguien ocupando el lugar que solo le corresponde a Él.
Examinar nuestras prioridades
En la vida, tenemos muchos afectos y relaciones importantes, pero debemos evaluar quién ocupa realmente el primer lugar en nuestro corazón.
- Amar a Dios sobre todo: Jeremías 12:2 nos llama a examinar si nuestras prioridades están alineadas con el propósito de Dios. Amamos a nuestros padres, hijos, cónyuge, pero cuando ese amor supera al amor por Dios, nos volvemos dependientes emocionalmente. Si esas personas faltan, nuestra vida puede derrumbarse.
- Evitar lazos almáticos: Los lazos emocionales profundos que no están alineados con Dios detienen nuestro crecimiento espiritual y nos estancan, como lo enseña Gálatas 4:19.
- Pactos equivocados: En la Biblia, solo dos pactos son aprobados por Dios:
- El pacto entre Dios y el hombre.
- El pacto en el matrimonio.
Pacto de David y Jonatán
Un ejemplo de pacto emocional fuera de la voluntad de Dios es el de David y Jonatán. En 1 Samuel 18:1-4, vemos cómo este pacto ligó emocionalmente a David, al punto de que Dios tuvo que intervenir y quitar a Jonatán de su camino para que David pudiera enfocarse únicamente en Él. Este lazo afectó la perspectiva de David y lo llenó de temor (1 Samuel 20:8), alejándolo temporalmente de su propósito.
En 1 Samuel 16, se nos recuerda que los lazos emocionales también afectaron a Samuel, quien lloró profundamente por Saúl (1 Samuel 15:35). Dios tuvo que reprenderlo en 1 Samuel 16:1 por aferrarse a lo que Él ya había desechado.
Consecuencias de las ataduras emocionales
- Los dones se apagan: Samuel, por su apego emocional, perdió discernimiento. Incluso desconocía la existencia de David como el futuro rey de Israel.
- Falta de propósito: Salomón, a pesar de su sabiduría y riquezas, concluyó diciendo: "El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre." (Eclesiastés 12:13).
Cómo ordenar tu corazón
- Camina en el temor de Dios: (Proverbios 1:7)
- Establece tus prioridades: Dios debe estar por encima de cualquier persona.
- Cuida tu llamado: Dedica tu vida a cumplir el propósito de Dios por encima de todo.
- Respeta los pactos correctos: Solo haz pactos con Dios o dentro del matrimonio.
- Ama sabiamente: Ama a tu cónyuge de manera que apoye tu llamado, no que lo obstaculice.
Oración para romper ataduras emocionales
"Señor, perdóname por permitir que otros ocupen el lugar que solo te pertenece a Ti en mi corazón. Ayúdame a cumplir Tu propósito, eliminando todo obstáculo que me impida obedecerte plenamente. Te entrego mi vida, mis emociones y mis relaciones, para que seas Tú quien las dirija. Amén."
Recuerda, cuando Dios ocupa el primer lugar, nuestras vidas encuentran orden, propósito y verdadera paz. 🙏
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