¿Por qué es tan esencial la Palabra de Dios? Porque en ella se revela la mente y voluntad de Dios para tu vida (2 Timoteo 3:16-17). La Biblia es la única fuente de autoridad divina y absoluta para ti, como siervo de Jesucristo.
- Es infalible en su totalidad: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo 19:7).
- Es inerrante en sus partes: “Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en Él esperan” (Proverbios 30:5-6).
- Está completa: “Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro” (Apocalipsis 22:18-19).
- Tiene la autoridad final: “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmo 119:89).
- Es totalmente suficiente: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16-17).
- Cumple lo que promete: “Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero” (Isaías 55:11).
- Provee certeza de salvación: “El que es de Dios, las palabras de Dios oye” (Juan 8:47).
¿Cómo me beneficiaré del estudio de la Biblia?
Hoy en día se imprimen millones de páginas de material, y se publican miles de libros cada mes. Sin embargo, para Salomón, esto no es sorprendente, pues dijo: “No hay fin de hacer muchos libros…” (Eclesiastés 12:12). A pesar de la abundancia de recursos modernos, la Biblia sigue siendo la única fuente de revelación divina que puede sustentar al cristiano en su vida diaria con Dios.
La Biblia es:
- La fuente de verdad: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
- La fuente de bendición: “Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan” (Lucas 11:28).
- La fuente de victoria: “La espada del Espíritu, que es la palabra de Dios” (Efesios 6:17).
- La fuente de crecimiento: “Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:2).
- La fuente de poder: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Romanos 1:16).
- La fuente de guía: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105).
¿Cuál debe ser mi respuesta a la Biblia?
Dado que la Biblia es tan crucial y provechosa, nuestra respuesta debe ser:
- Creerla (Juan 6:68-69)
- Honrarla (Job 23:12)
- Amarla (Salmo 119:97)
- Obedecerla (1 Juan 2:5)
- Guardarla (1 Timoteo 6:20)
- Pelea por ella (Judas 3)
- Predicarla (2 Timoteo 4:2)
- Estudiarla (Esdras 7:10)
¿Quién puede estudiar la Biblia?
No todas las personas están preparadas para estudiar la Biblia. Evalúa tu disposición para recibir la bendición de este estudio, según estos requisitos:
- ¿Eres salvo por fe en Jesucristo? (1 Corintios 2:14-16)
- ¿Tienes hambre por la Palabra de Dios? (1 Pedro 2:2)
- ¿Estás diligentemente escudriñando las Escrituras? (Hechos 17:11)
- ¿Buscas la santidad? (1 Pedro 1:14-16)
- ¿Estás lleno del Espíritu? (Efesios 5:18)
Si no has recibido a Jesucristo como tu Salvador personal, es el momento de hacerlo. Al hacerlo, podrás comenzar a comprender y disfrutar de la verdad de la Biblia.
¿Cuáles son los principios elementales del estudio bíblico?
El estudio personal de la Biblia es sencillo, pero requiere un enfoque disciplinado. Aquí te presento cinco pasos para estudiar la Biblia:
Leer: Lee el pasaje repetidamente hasta captar el tema central. Desarrolla un plan para leer la Biblia de manera continua. La clave es leer y reflexionar sobre lo que has leído.
Interpretar: Pregúntate: "¿Qué quiere decir este pasaje?" Utiliza la interpretación con la Biblia misma, comparando pasajes y buscando la ayuda del Espíritu Santo.
Evaluar: Consulta comentarios, libros, y la sabiduría de otros para verificar que tienes la interpretación correcta.
Aplicar: Pregúntate: “¿Cómo afecta esto mi vida?” Aplica las enseñanzas y principios a tu vida diaria.
Comparar y relacionar: Relaciona lo aprendido con otras enseñanzas bíblicas para obtener una comprensión integral y sólida.
Y ahora, ¿qué?
El salmista dijo: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos… sino que en la ley de Jehová está su delicia” (Salmo 1:1-2). No basta con estudiar la Biblia, debemos meditar en ella constantemente, permitiendo que transforme nuestra mente y nuestra vida.
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