Pablo se encuentra en Atenas, la cuna de la filosofía y la cultura griega. Al caminar por la ciudad, observa que está llena de ídolos y altares dedicados a diferentes dioses. Esto lo conmueve profundamente, y comienza a dialogar en la sinagoga con los judíos y también en la plaza pública con filósofos epicúreos y estoicos.
Estos filósofos, intrigados por su mensaje sobre "un Dios desconocido" y la resurrección, lo llevan al Areópago, un lugar donde los atenienses debatían ideas nuevas y discutían sobre religión y filosofía.
¿Qué quiso decir Pablo?
Unidad de la humanidad:
Pablo enseña que toda la humanidad proviene de un solo origen, refiriéndose a Adán (según el relato del Génesis). Esto significa que todas las naciones y razas son iguales ante Dios, porque tienen un mismo origen.- Con esto, Pablo desafía las divisiones étnicas, culturales y sociales comunes entre los griegos y otras culturas de su tiempo, que a menudo consideraban a ciertos pueblos como superiores o "civilizados" y a otros como "bárbaros".
- Su afirmación desmantela cualquier idea de superioridad racial o cultural, proclamando la igualdad esencial de todos los seres humanos.
Dios como creador y soberano:
Pablo explica que Dios es el creador de todo y tiene el control sobre la historia de las naciones. Él estableció los tiempos (las épocas y el desarrollo histórico) y los límites de sus territorios (la distribución geográfica de los pueblos). Esto refleja la soberanía de Dios sobre el mundo.- Esto contrasta con las creencias griegas, donde los dioses eran múltiples, localizados y limitados en su poder. Pablo presenta a un Dios único, trascendente y soberano sobre toda la creación.
Dios y su propósito para la humanidad:
El propósito de esta creación y ordenamiento es que los seres humanos "busquen a Dios" (versículo 27). Pablo proclama que Dios no está distante ni inaccesible, sino que se puede encontrar y desea una relación con la humanidad.- Este punto es clave en su mensaje evangelístico: Pablo conecta la existencia y la soberanía de Dios con la invitación a buscarlo y conocerlo.
Contexto del discurso
El discurso de Pablo en el Areópago es una respuesta a la curiosidad de los atenienses, quienes lo escucharon hablar del "Dios desconocido". Atenas era una ciudad llena de filósofos y alta cultura, donde predominaban escuelas como los estoicos y los epicúreos. Pablo aprovecha esa oportunidad para presentar el evangelio de una manera contextualizada:
- Comienza reconociendo la espiritualidad de los atenienses, refiriéndose al altar "al Dios no conocido" (v. 23).
- Explica quién es el Dios verdadero: el creador de todo lo que existe y Señor del cielo y de la tierra.
- Presenta la unidad y dependencia de la humanidad respecto a Dios, como lo vemos en el versículo 26.
- Llama a los atenienses a arrepentirse y buscar a Dios porque un día habrá juicio, y Dios ha dado prueba de esto resucitando a Jesús (v. 31).
Implicaciones teológicas y prácticas
- Unidad y dignidad humana: Todos los seres humanos, sin importar su cultura, nación o raza, tienen el mismo valor porque fueron creados por Dios y comparten un mismo origen.
- Soberanía de Dios: Dios controla los tiempos y la historia; nada sucede fuera de su conocimiento o propósito.
- Llamado a buscar a Dios: El objetivo de nuestra existencia es conocer a Dios y tener una relación con Él.
- Evangelización contextualizada: Pablo muestra cómo se puede compartir el evangelio conectando con las creencias y la cultura de la audiencia, pero sin comprometer la verdad del mensaje.
En resumen, Pablo en Hechos 17:26 subraya la unidad de la humanidad, la soberanía de Dios sobre la historia, y la necesidad de que los seres humanos busquen al Dios verdadero. Su mensaje fue revolucionario porque desafió tanto el politeísmo griego como las divisiones étnicas y culturales, proclamando a un Dios único y universal.
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