Las malas noticias
Jesús advirtió que antes de Su regreso surgirán falsos profetas que engañarán a muchos (Mateo 24:5). Su influencia erosionará la fe, propagará herejías y provocará persecución contra los verdaderos creyentes. Tal como los fariseos pedían señales sin fe (Mateo 16:1-4), muchos hoy viven sin preocuparse por su condición espiritual, enfocados en lo temporal en lugar de lo eterno.
El apóstol Pablo también profetizó sobre los últimos días, describiendo una época en que las personas rechazarán la verdad y preferirán enseñanzas que solo satisfagan sus deseos (2 Timoteo 4:3). Esta realidad, aunque desalentadora, confirma las Escrituras y nos recuerda la necesidad de permanecer firmes en la sana doctrina.
Las buenas noticias
A pesar de las pruebas, hay motivos para regocijarse. Jesús comparó estos tiempos con dolores de parto: aunque intensos, anuncian un glorioso desenlace (Mateo 24:4-14). La predicación del Evangelio a todo el mundo será la señal definitiva de Su inminente regreso (Mateo 24:14). Hoy, la tecnología nos permite cumplir esta misión como nunca antes (Marcos 13:10).
Además, el Espíritu Santo está despertando discernimiento entre los creyentes, ayudándolos a entender los tiempos (Daniel 12:4, Joel 2:28-29). Aunque las fuerzas demoníacas intensifiquen sus ataques contra la familia, los valores bíblicos y la verdad, Dios prevalecerá, atrayendo a muchos hacia Él y asegurando la salvación eterna de innumerables almas (Hebreos 7:25).
Las señales se multiplican
En nuestro día a día estamos rodeados de señales, tanto físicas como espirituales. Mientras algunos las ignoran, los hijos de Dios pueden discernirlas y regocijarse al ver cómo se cumplen las promesas bíblicas. Las Escrituras nos llaman a reconocer estas señales y a mantener la esperanza, sabiendo que nuestra redención está cerca (Lucas 21:28). ¡Maranata, Señor Jesús!
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