Los cristianos más representativos dentro de la sociedad secular —médicos, abogados, psiquiatras, y teólogos— han participado para mostrar su perspectiva, pero lo que realmente hemos aprendido es que muchos cristianos evangélicos de nuestra generación parecen estar buscando una revancha histórica, anhelando ser reconocidos como parte de la sociedad. Uno de los temas que se abordó fue el de la homosexualidad, especialmente porque este sector minoritario del país presentó una solicitud para modificar las leyes, pidiendo el derecho al matrimonio, a la adopción y al aborto.
Esta solicitud fue rechazada por poco, gracias a la intervención de la iglesia evangélica nacional, pero este año regresan con nuevas peticiones. Lo triste es que este hecho ha servido como excusa para insistir en que los evangélicos debemos participar en el gobierno, formar partidos políticos y presentar candidatos. De este modo, se arma un rompecabezas que lleva años fraguándose en toda Latinoamérica, bajo la sombra del "Dominionismo", impulsando la justificación del movimiento "Apostólico de la nueva revelación profética". Este movimiento no es más que un nombre genérico para agrupar iglesias y ministros que predican la teología del "Reino Presente y la Prosperidad".