"Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente."
—Mateo 22:37
"El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí."
—Mateo 10:37
Estas palabras de Jesús no surgen porque sea un Dios egocéntrico o necesitado de amor exclusivo. Todo lo contrario, Él sabe que, como seres emocionales, tendemos a aferrarnos profundamente a otras personas, lo que puede desviarnos de Su propósito. Estas ataduras emocionales pueden traer dolor y, en casos extremos, consecuencias devastadoras, como el desánimo o el auto prescindir de la vida.